Me cae mal Lewis Hamilton

He encontrado este informe de Hamilton, debido a los bandazos que pego en Malasia, y para mi lo describen a la perfeccion. "el niño bueno de la parrilla y ambicioso"
http://www.zeptem.com/2010/04/me-cae-mal-lewis-hamilton.html

Me gusto la nota, como tambien varios de los comentarios

saludos

Me cae mal Lewis Hamilton
Por Reibax Hablar en este país de Lewis Hamilton es casi tan difícil como hacerlo de Fernando Alonso, a raíz de los hechos sucedidos aquella temporada 2007, cuando ambos fueron compañeros de equipo en McLaren, las pasiones se desatan cada vez que sale a la palestra el nombre del piloto británico. Para muchos Hamilton viene a ser una reencarnación de Drake, Morgan o Nelson, uno de esos británicos que, en definitiva, tanto hicieron con sus malas artes para destruir el imperio español “robándonos lo que la providencia había puesto en nuestras manos”; para otros, profundamente alérgicos a la alonsomanía, Hamilton se convirtió en un mito al poner fin a la racha triunfal de Alonso y, sobre todo, al sembrar la desilusión y la ira entre la masa de “expertos” en Fórmula 1 que habían surgido los dos últimos años.


Y eso ¿en qué posición me deja a mí? Normalmente suelo ser más objetivo en mis posts, intento mantenerme al margen y, aunque siempre doy mi opinión, intento exponer ideas y hechos antes que convertirlos en un lugar de desahogo personal, pero, ya lo advierto, hoy será una excepción. Como ya digo bien claro en el título a mi Lewis Hamilton me cae mal. Alguien me dirá que no lo conozco en persona como para poder decir que me cae mal, dejando de lado esa obviedad, lo cierto es que lo que conozco de él a través de los medios de comunicación es lo que me permite decir que me cae mal, es lo que tiene ser una personalidad pública, lo compensan los varios millones de libras que tiene en el banco.


Antes de continuar debo decir que Lewis Hamilton me parece un piloto excelente, su palmarés antes de llegar a la Fórmula 1 ya era muy notable, pero su rendimiento desde que llegó a la categoría máxima ha sido sencillamente espectacular. Más allá de rabietas varias y de las circunstancias especiales en las que discurrió su temporada de debut, lo cierto es que el inglés demostró su valía desde el primer momento, seamos honrados, por muchos apoyos que recibiera de McLaren en detrimento de Alonso, (cosa que desde mi punto de vista no empezó a suceder de forma manifiesta hasta el Gran Premio de Hungría), hacer la temporada que hizo en el año de su debut no está al alcance de cualquiera, (por poner un ejemplo, dudo mucho que Nelsinho ni con todo el apoyo de McLaren y de dos o tres escuderías más lograra complicarle tanto la vida a Alonso).

Sin embargo, ese excelente piloto tiene algo que me saca de mis casillas, más allá de su innegable habilidad, de su rivalidad con Alonso o de cualquier otra consideración, es la sensación de que es el “niño bueno” de la Fórmula 1 y como tal va a ser tratado durante el resto de su carrera. El más reciente ejemplo fueron sus barridos de lado a lado de la pista para evitar que Petrov le adelantara en Malasia, una infracción absolutamente clara que apenas le valió una mínima reprimenda verbal como si de un niño de 5 años se tratara en lugar de todo un campeón del mundo. No me malinterpretéis, no estoy defendiendo una teoría conspiranoide sobre Hamilton, todos los que seguimos el mundial sabemos que Lewis ha sido sancionado en el pasado sin demasiados miramientos, es más bien la sensación de que el británico tiene la necesidad de mostrarse como un ser impecable e impoluto a los ojos de todo el mundo y que en ocasiones eso le sirve para librarse de la responsabilidad de sus actos.

¿Quién es Lewis Hamilton? ¿El chico super-agradable y ultra-simpático de la sonrisa perenne que ayuda a viejecitas a cruzar la calle, o el gañán que decidió salir del circuito de Melbourne haciendo trompos cual poligonero de un reportaje de “callejeros”? Si lo que ocurrió en Melbourne le hubiera pasado a Raikkonen a nadie le hubiera extrañado demasiado, es más imagino que el propio finés hubiera asumido sus culpas con su habitual imperturbabilidad, al fin y al cabo Kimi nunca ha pretendido ser nada más que un simple piloto de carreras, ni un ejemplo para la sociedad ni el hijo que todas las madres querrían tener, simplemente un tipo que va rápido con el coche.


No digo que Kimi sea un ejemplo a seguir, pero como mínimo nunca ha pretendido ser un modelo para nadie


Pero Hamilton, pese a ir también muy rápido con el coche, (a estas alturas probablemente más que el propio Kimi), necesita a la vez mostrar una imagen impecable que a mí se me antoja rematadamente falsa. Recuerdo el Trulligate de principios de la temporada pasada, para los desmemoriados durante el Gran Premio de Australia Hamilton dejó pasar a Trulli mientras estaba el safety car en pista y luego el italiano fue sancionado por ello, al final se supo que la culpa había sido de Lewis y nos tuvimos que comer una infumable rueda de prensa en que un Hamilton lloroso juraba y perjuraba que pese a haber mentido él no era un mentiroso y que toda la culpa la tenía un tal Dave Ryan por haberle convencido para hacer algo malo, aceptable como excusa en la clase de parvulitos, no en un campeonato donde los pilotos se juegan la vida a más de 300 Km/h.

Esto no son más que anécdotas, me puede decir alguien, hay gente peor, sin duda, pero cada vez que veo la sonrisa impoluta de Lewis tengo la sensación de que alguien quiere venderme una enciclopedia, (o en los tiempos que corren una conexión a internet “mucho más barata y rápida que la que usted tiene actualmente”), y eso me pone de los nervios. Hamilton está tan preocupado por dar buena imagen que es capaz de dejar de lado a todos los conocidos suyos que dejan de tener buena prensa, ahí está Ron Denis, de protector y “segundo padre” a ser ignorado y marginado por Lewis a partir del momento en que cayó en desgracia.

Tal vez lo mío sea un problema personal, tal vez esté reflejando en Lewis Hamilton a ese compañero de clase que siempre sacaba buenas notas, (porque era buen estudiante), y que además mis profesores siempre ponían como modelo de conducta y ejemplo a seguir, papel que él representaba encantado, pero que sus compañeros sabíamos que era rematadamente falso y que en el fondo era tan “cabroncete” como el que más, pero su buena imagen y su fama hacían que se librara de todas las broncas y, lo que era aún peor, estas recayeran sobre alguien con más mala prensa.

Yo no necesito que los pilotos de Fórmula 1 sean modelos de conducta, que tengan una sonrisa impecable y le caigan bien a mi abuela, me basta y me sobra con que sean rápidos y den espectáculo en la pista, y eso Hamilton lo sabe hacer. Espero que con el paso del tiempo deje de lado esa especie de concurso de popularidad permanente en el que parece estar metido y me permita disfrutar de sus victorias, de momento me he de conformar con divertirme con sus “cagadas”, y en ese sentido he de decir que, al menos, es tan brillante y espectacular como en sus triunfos.